Béisbol cubano: ¿Sale de la encrucijada?

Fuente: Baseball de Cuba

Por Ray Otero

29 de Septiembre de 2013

El anuncio el pasado viernes de la apertura a todos los atletas cubanos para poder realizar contratos libres en el exterior y de paso continuar formando parte de… las selecciones nacionales del patio, significa un paso de avance que soprendió y halagó a muchos, pero a su vez, abre muchas interrogantes sobre el verdadero efecto y futuro de alguno de los deportes en la isla caribeña.

El tópico verdaderamente merece un comentario especial que atienda cada deporte en específico pues por ejemplo, deportes como el volleyball, atletismo, boxeo, entre otros, habían estado enfrentado un declibe asombroso para un país que siempre generó atletas de altura en los mismos en la arena internacional.

Sin aún llamar a equivocarnos, Cuba no es que dejó de producir atletas de nivel, pero el compromiso de estos con las organizaciones dirigentes del deporte en la isla se quebrantó ante la falta de atención y además, la no libertad de apertura al exterior que estos necesitaban en busca de poder mantener una élite en un mundo deportivo que cada día es más exigente.

Esto parece cambiar con lo anunciado el viernes, pero todos sabemos aún queda un largo camino por andar.

En lo concerniente al béisbol, el deporte nacional de Cuba que celebra el torneo deportivo más grande del país cada año, y que además, resultaba uno de los más golpeados al sufrir año tras año la pérdida de atletas de altura, incluso, a nivel de selección nacional, trataremos de basar este comentario.

Recientemente un escrito de nuestro colega Daniel de Malas para su muy seguido blog Swing Completo (http://swingcompleto.blogspot.com/), dejaba claro algunos de los motivos por los que muchos de los beisbolistas cubanos de la actualidad mostraban inconformidad con su estancia en Cuba y preferían buscar otros horizontes. Con los cambios sociales sucedidos en todo el mundo pero en especial en Cuba en años recientes, el béisbol mantenía de manera asombrosa casi el mismo estatus que cuando en 1962 el profesionalismo pasó a ser solo un sueño que quedaba en el pasado de la nueva y naciente sociedad cubana que se formaba.

La entrada en 1998 del profesionalismo en este deporte a escala mundial con la participación de atletas de este nivel en cualquier tipo de competencias internacionales, mandó la primera alerta al béisbol de la isla. A partir de ese año el nivel de los torneos internacionales aumentó y los triunfos de la emblemática selección nacional de Cuba pese a que siguieron casi hasta el mismo 2005, se hicieron a partir del 2006 cada año más escasos, a tal punto de que cuando escribimos estas líneas las vitrinas de la Federación Cubana ya ni siquiera poseen los otroras sistemáticos títulos Centroamericano, Panamericano, Mundial – de los extintos torneos de la IBAF – y eso sin mencionar el que patrocina la misma Federación Internacional unido ahora a las Grandes Ligas norteamericanas, el del Clásico Mundial.

Cuba, en pasado reciente, ha quedado en poder de títulos menores como el de la también extinta Copa Intercontinental, que como torneo de invitación ya no reunía el rigor de años anteriores, así como los logrados en torneos anuales como los celebrados en Europa y en ocasiones en algún área de América.

Se imponía desde hace muchos años, yo diría desde la entrada de Cuba al I Clásico Mundial de Béisbol en el 2006, un cambio de actitud. Nunca los cubanos en un torneo habían sido tan expuestos y habían tenido que llegar a él tan temerosos como en esa primera edición clasista. A partir del avance de los nacionales a la final de dicho torneo ante Japón, el nivel del béisbol cubano quedó probado pero sobre todo, la calidad de sus peloteros que como individualidad habían demostrado también sus habilidades históricas y desde ese mismo momento ya pensaban en extender sus horizontes.

No resulta casual que hombres como Alexei Ramírez, Deynis Suárez, Dayán Viciedo, Yunieski Maya, Leslie Anderson, Yadel Martí y Juan C. Moreno, todos participantes o preseleccionados en ese elenco del 2006, poco después decidieran buscar fortuna en ligas profesionales del continente pero como principal punto de referencia en las Ligas Mayores norteamericanas.

De la fecha acá, y ya desde años anteriores con la llegada de hombres de reconocido calibre en la pelota isleña como René Arocha, Orlando “Duke” Hernández, Liván Hernández, Osvaldo Fernández, Rolando Arrojo, Ariel Prieto, Reinaldo Ordóñez, Jorge L. Toca, José A. Contreras, Kendry Morales, Yobal Dueñas, Yunieski Betancourt, Yunel Escobar entre muchos otros más, la lista se incrementó sobremanera.

Muchos de los peloteros cubanos, aún sin reunir la calidad de aquellos que militaban en las escuadras nacionales cubanas, también buscaban su salida del país en un escape a la falta de incentivos dentro del béisbol isleño bajo condiciones muy difíciles de vivir, que los dejaban – aún mucho mejor que muchos peloteros latinos que buscan futuro en otros países del Caribe – pero sin la libertad de poder firmar abiertamente pese a poseer el talento necesario o al menos querer intentarlo.

Se imponía entonces un cambio en perspectiva, actitud o al menos un aproximamiento al caso con la vista puesta en el futuro de no solo los jugadores de la presente generación, sino de futuras generaciones en el béisbol de Cuba, simplemente con el hecho de salvar un deporte que goza de la mayor popularidad, en un país que vive prácticamente por el mismo.

Por años las quejas de jugadores y dirigentes se ignoraron, hubo cambios con las no sanciones defintivas a peloteros de la isla por sus intentos de salida, pero nada era suficiente para frenar los intentos de marchar fuera del país de estos. Y es cuando llega la medida de este viernes de septiembre. Al lector le pido por favor que anote la fecha, pues el 27 de septiembre de este 2013, el deporte cubano y en este caso el béisbol cubano, sufrió uno de los cambios más grandes de, yo diría, los últimos 51 años.

¿Qué representa el anuncio del pasado viernes?

En pocas palabras y sin acudir a los linamientos aprobados que han quedado plasmados en números como el 143, 162, 170 y 171, los beisbolistas cubanos serán capaces de recibir pagos por su accionar como deportistas y no como empleados de segundos trabajos dentro y fuera de la isla. Así de simple para mi, son ahora lo más cercano a lo que se llama: profesionales.

Pese a que los pagos a realizarse todavía y creo nunca serán competitivos con los de otras ligas del mundo, para Cuba resultan mucho mayores que los que antes recibían sus jugadores o a los que lo cualquier otra persona de calle recibe en el país. Si a esto adicionamos las opciones que tiene el pelotero de poder acumular más “ganancias” de acuerdo a su propio esfuerzo personal con el alcance de récords o marcas individuales, pues hablamos de un cambio radical en el pensamiento de los dirigentes en la isla y en un cercano tiempo en el de entrenadores, atletas y por supuesto afición.

Ahora todo se vuelve relativamente mejor para los peloteros con la posibilidad de poder firmar contratos fuera del país, con clubs de otros países que se interesen por sus servicios sin dejar estos de cumplir sus compromisos nacionales – con los elencos del patio – o internacionales con la escuadra nacional del país.

Ahora, del anuncio hay muchos detalles que no quedaron claros y dudo mucho tengan aclaración en detalles muy pronto.

El artículo o resolución – o resoluciones o linamientos – emitida no habla muy por encima de “algunos detalles” de las nuevas regulaciones. Cuando hablo de “algunos detalles” me refiero por ejemplo a importantes puntos en que se establezca entre otras cosas:

– ¿Quién representa el pelotero cubano, el INDER, la Federación Cubana de Béisbol, el atleta mismo, un agente, etc.?

– De la representación del atleta, ¿cuáles son las formas de pago al mismo? – las llamadas cláusulas – de acuerdo a su contrato. ¿Cuánto recibirá por ejemplo Joan C. Pedroso – de quien se rumora será uno de los primeros en salir de Cuba – y cuánto irá a parar a las arcas del INDER o quien quiera sea la entidad que regirá este complicado proceso?

– Si un atleta cubano juega la temporada nacional digamos de noviembre a mayo del año siguiente, ¿cómo este atleta será capaz de cumplir sus compromisos internacionales – de pertenecer al equipo Cuba como por ejemplo lo es el espirituano/industrialista Yulieski Gourriel – y de una liga internacional cuando en 12 meses del año su descanso sería mínimo para enfrentar el siguiente?

– ¿Qué pasará con atletas que han dejado Cuba, podrán ser elegibles para tomar parte en los elencos nacionales cubanos considerando que el estatus de ellos y de los peloteros que quedan en Cuba – pero jugarían en ligas internacionales – es ahora el mismo?

– Sabemos que por ahora cualquier liga del mundo se beneficia de esta resolución de Cuba menos la mismísimas y poderosas Grandes Ligas norteamericanas, por el propio embargo o bloqueo que su gobierno dicta sobre Cuba. Aún así, todos también sabemos que no hay otra liga internacional que pueda pagar lo que en Estados Unidos los dueños de elencos pagan por los jugadores que buscan contratar, por lo que es muy posible que muchos jugadores cubanos no quieran ni siquiera firmar con elencos foráneos en aras de evitar estar en contratos con otros elencos – legalmente intocables como sucedió con Alfredo Despaigne en México – mientras un contrato esté en efecto, y busquen aún su salida de Cuba. Bajo las nuevas leyes me pregunto ¿Qué sucederá con ellos?

– Los pagos de los jugadores ¿a dónde se realizarán y dónde el atleta los recibirá? No pensamos que los deportistas cubanos tengan que, después de firmar legalmente un contrato, esperar a regresar a Cuba para que el dinero de la parte del contrato que cumplieron – la de jugar – le sea depositado en su cuenta personal.

– En un futuro – pues es algo que también veo imposible por el momento – ¿permitirá Cuba la entrada de jugadores extranjeros en la llamada Serie Nacional que aún sin decirse claramente parece cambiar su estatus al de profesional?

– Si el gobierno norteamericano no levanta el embargo o bloqueo, pero crea digamos una cláusula que permita a los beisbolistas cubanos poder generar contratos en las Ligas Mayores norteñas. ¿Permitirá Cuba la entrada de agentes y scouts al país o incluso llegará el INDER a un acuerdo para la creación de academias en el país al estilo de otros países del área?

Cómo ven, muchas de estas aristas que toco que en realidad son solo dudas a lo planteado sin mucha clarificación por la nota oficial del pasado viernes, resultan muy por encima de lo que en realidad pudiera verse muy pronto, sobre todo aquellas preguntas que envuelven al béisbol mayorliguista norteamericano, que sabemos no se verá el más beneficiado de primer momento por este cambio de actitud en Cuba. Aún así, creo estas y quizás muchas más, sean algunas de las interrogantes que en estos momentos rondan la cabeza de muchos de los aficionados al deporte de las bolas de los strikes en Cuba y fuera de ella y que no sabemos tendrán respuesta.

Pero algo si hay de cierto en todo esto, por el momento la nueva implementación del llamado “deporte profesional” en Cuba – cuando repito aún no se quiera llamar internamente de este modo – sólo busca frenar el éxodo de deportistas del país y en el caso del béisbol, elevar el nivel de los jugadores – y el de su poder adquisitivo – y establecer libres contratos de peloteros en países de mediano y alto nivel como México, Japón, China Taipei, Corea del Sur, Holanda, Italia o cualquier otro, en dependencia del calibre de los jugadores a contratar.

Con esto dicho, creo la 53 Serie Nacional que dará comienzo el venidero 3 de noviembre, por vez primera será tan histórica como aquella inaugural de 1962. En ella por vez primera en la historia de las Series Nacionales los peloteros cubanos serán premiados por su quehacer diario en el terreno, un hecho que de 1962 a la fecha parecía imposible ver hecho realidad.

Sin duda que la medida, pese a lo tímida que aún resulta en cuanto al dinero que los deportistas ganarán, significa un paso inmenso en el nuevo camino que el deporte cubano emprende, pero en especial, en aquel que el béisbol nacional busca rescatar en aras de regresar a las glorias del pasado y salir de la encrucijada en la que ha estado en los últimos años. Vivir para ver.

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