Por Rogério Manzano
22 de Agosto de 2011
Aparentemente, Peter C. Bjarkman, escritor e investigador del béisbol cubano, se sintió ignorado por los organizadores del evento realizado en la Universidad de Fordham.
Bjarkman piensa que debió estar allí para ofrecer esa conferencia sobre la Serie Nacional.
Cuando se refirió a la persona elegida para hacerlo, me señaló como un comentarista de TV en Univisión (en realidad soy periodista de Univision.com) que no tiene acumulada “una extensa, ni significativa bibliografía” sobre el actual período de la pelota cubana (a diferencia de él supongo), aunque luego acotó que su intención no era prejuzgar el aporte que yo pudiera haber hecho en el Congreso ¿ ?
Por otro lado, indicó que fue un evento viciado por la melancolía de un grupo de envejecidos ex patriotas, que se reunieron a escarbar en la memoria de un pasado que no tiene presente para ellos. Además, acusó al profesor Roberto González Echevarría de ser la “mano negra” detrás de su ausencia a New York.
Manifiestó que seguramente no existe fuente de mejor excelencia informativa sobre la pelota cubana, dentro o fuera de la Isla, que BaseballdeCuba.com y que, probablemente, la invitación nunca fue ofrecida por representar, la suya, una alternativa que no era políticamente correcta con el concenso del Congreso.
Pero sobre todo, se quejó de que los organizadores fueron incapaces de invitar a alguien que pudiera relatar “el otro lado de la historia”. Mr. Bjarkman aseguró que se perdió una ocasión especial para el diálogo.
Cuestionó asimismo la legitimidad del evento sin la presecia de una opinión contraria (como la suya), y consideró que, con su ausencia, la cita muy bien podría calificarse como una reunión de la nostalgia o, en el peor de los casos, una manifestación política más que un verdadero intercambio académico.
Dijo que no lamenta lo que ESTUVO allí, sino lo que NO ESTUVO, y espera que algún día todas las opiniones basadas en sólidas experiencias e información, sean escuchadas con un grado de tolerancia, respeto y compromiso.
Sólo entonces, concluyó Bjarkman, podremos dar un paso adelante en este tópico que tanto nos apasiona.
Respeto la opinión de señor Bjarkman. Por mi parte puede decir lo que quiera y estime conveniente sobre mi persona. Está en su derecho de sentirse inconforme y de expresarlo. De hecho, es cierto que no he escrito ni un solo libro. No lo necesito. Para eso tengo este espacio, donde digo lo que quiero sin esperar a que nadie tenga que pagar para leerme.
Mi pasión por el béisbol cubano es superior a una simple bibliografía. Estoy seguro de que Peter C. Bjarkman no puede amar el béisbol cubano más que yo, pues a diferencia de él, yo sí crecí viendo jugar a Sarduy, a Marquetti, a Capiró, a Cheíto, a Vinent, etc, y cuando Peter C. Bjarkman todavía no hablaba español, yo era un niño que ejercitaba la lengua de Cervantes escuchando a Bobby Salamanca.
Pero, el día que mis ojos se abrieron al pasado, me enamoré mucho más de la epopeya del béisbol cubano. Entonces aprendí a valorar con el corazón toda aquella gesta, genuina y escurridiza, que me ocultó y negó la historia oficial desde siempre.
Pero si vamos a hablar de “sólidas experiencias e información” (y no cuestiono en lo absoluto toda la que tiene el señor Bjarkman), quizás también califique para el próximo panel, porque cuando me hice profesional del periodismo tuve la suerte de caminar dentro del terreno con los peloteros cubanos, pude visitar sus albergues y hablar con los que nadie conoció. También tuve un día la oportunidad de sentarme junto a un titán como Antonio Muñoz, y entrevistarlo, o llegar hasta la casa de Eddy Martin y entrar hasta su biblioteca personal para hablar del pasado eterno de nuestro béisbol.
Yo fui a la Universidad de Fordham porque me invitaron. Jamás lo pedí, porque no conocía a nadie de los organizadores, ni siquiera tenía algún tipo de vínculo con ninguno de los que compartí panel y con los cuales, ahora sí, entablé una relación personal. Los que me invitaron tuvieron sus motivos para hacerlo, del mismo modo que les sobraron razones para no invitar a Bjarkman.
No voy a cuestionar los juicios que posee Bjarkman sobre la pelota cubana actual. Es su punto de vista y lo respeto, pero me admira cuando pide tolerancia para sus posiciones, cuando yo no las tuve para las mías en mi propia patria.
Me gustaría preguntarle al señor Bjarkman qué pasaría, si mañana, en la Universidad de La Habana, deciden celebrar un Congreso sobre el béisbol cubano. ¿Serían capaces de invitar, no a mí que soy un modesto periodista de Univisión, sino a una personalidad académica como el profesor Roberto González Echevarría o a una leyenda deportiva viviente como Luis Tiant, para que cuenten “el otro lado de la historia”?
De qué diálogo habla Mr. Bjarkman, cuando en este momento un joven pelotero cubano como Kendrys Morales es considerado un asqueroso traidor y su nombre y sus hazañas fueron burdamente borradas en un documental oficial, o héroes de nuestra pelota nacional como René Arocha, “El Duque” Hernández o Alexei Ramírez son vistos como escorias por el único delito de tener aspiraciones en la vida.
No recuerdo, en los 35 años que viví en Cuba, que en los espacios deportivos de la televisión, la prensa o la radio cubana, estuviera permitido hablar libremente de Camilo Pascual, Tony Oliva o José Canseco.
Yo tampoco lamento lo que ESTÁ hoy en la historia de la pelota cubana señor Bjarkman, sino lo que NO HAN PERMITIDO QUE ESTÉ.
En lo que sí estoy completamente de acuerdo con usted es que un día todas las opiniones suban a una misma tribuna y sean escuchadas, con respeto y aplaudidas con tolerancia.
Pero eso, exijáselo primero a los que me desterraron a mí y a miles de cubanos por pensar diferente. Sólo entonces señor Bjarkman, sólo entonces, avanzaremos hacia delante en este tema que tanto nos hace hervir la sangre de pasión y frenesí.
Oigame este viejito es del mismo estilo del octogenario dictador si no lo llaman a el pues el evento no sirve y entonces pasa a la fase de desacreditarlo todo valla que este pedrito aprendio la clase del coma andante a la perfeccion por eso nunca sera nadie dentro de la comunidad cubana de fans al beisbol mucho libro muelero mucho bla bla bla pero un comunista fidelista mas que cada día esta mas decrepito intransingente y olvidado en este mundo
claro chico el viejito del G2 queria meter su aburrida muela de Cepeda y compañia su aburrida tangana de los logros de la pelota castrista y que vamos a esperar de un tipo que señala algunas metas de la amateur cubana como logros no alcanzados en las MLB alguien puede creer y dar credito a una persona que diga esto? como para que encima lo inviten a soltar la baba esa en un evento que abarca la amplia epoca toda del beisbol cubano …jamas he visto al anciano este hablar de miñoso de tiant ni de livan para el solo existe duvergel pacheco y german mesa y por supuesto el “padre de la patria” fidel castro quien es el que le da la visa para entrar a cuba y andar por donde quiera con pase permanente que se valla a freir tusas y a y rendirle pleitesias al tirano que eso si lo sabe hacer a las mil maravillas
Primeramente te felicito por tu invitación a ese evento eso es señal que te considera alguien en este mundo jejejeje y referente al post solo te digo y te cito primero
“Dijo que no lamenta lo que ESTUVO allí, sino lo que NO estuvo, y espera que algún día todas las opiniones basadas en sólidas experiencias e información, sean escuchadas con un grado de tolerancia, respeto y compromiso.”
Es curioso oir esto sobre todo viniendo de alguien que le deseo poco menos que una Tommy Jhon al cubano Aroldis Chapman por el solo haber decidido ser libre, además que pluralidad reclama aca el señor cuando jamas lo he visto hablar acerca de verdaderas glorias del beisbol cubano como Orestes Miñoso o de Luis Tiant de Leo Cardenas, de Tanny Pérez o de Adolfo Luque y de todas esas otras luminarias que sí han puesto el nombre de Cuba bien alto en la órbita beisbolera mundial
Creo que como dice Cundejo ” la lección esta bien aprendida” osea tipo de los autócratas es ….no estoy yo? pues a despotricar del evento y de los que si fueron invitados, algo bien típico de un profe y una escuela de donde él es un aventajado alumno y de la que todos nosotros muy bien conocemos.