Más de 15 cubanos han jugado ya en Japón

Fuente: Cronodeportes Online

Por Nelson de la Rosa Rodríguez

22 de Julio de 2014

La inserción de Frederich Cepeda (Gigantes de Yomiuri) y de Yulieski Gourriel (Yohama DeNa BayStars) y el esperado debut de Alfredo Despaigne y del lanzador Héctor Mendoza en la Liga Japonesa de Béisbol Profesional ha despertado el interés de los aficionados cubanos por una realidad de la que estuvimos ajenos durante muchos años.

Tanto es así que algunos de nuestros medios de prensa en la Isla vieron el hecho de los espirituanos como si se tratara de “conquistar” el béisbol asiático, sin tener en cuenta que ambos jugadores hacen los números quince y dieciséis entre los cubanos que llegaron al máximo nivel en la también llamada Nippon Professional Baseball (NPB).

La Liga Japonesa tiene su propia historia y de manera profesional se disputan campeonatos desde 1936, aunque ya se jugaba amateur desde finales de la década de 1870, después de que profesores estadounidenses de inglés introdujeran el Béisbol, al que los nipones llamaron Yakyu.

El primer equipo se llamó Club Atlético Shimbashi y se fundó en 1878 por Hiroshi Hiraoka, quien estudió algunos años en Estados Unidos. A partir de ese momento, el Béisbol se hizo tan popular que se estableció como disciplina deportiva por excelencia en escuelas y universidades de Japón y ya en 1915 se realizó el primer Torneo de Escuelas Secundarias, una lid que aún se disputa y agrupa escuelas de todo el país. Este campeonato se juega en tres semanas y siempre se realiza dos veces al año (marzo y agosto) en un mismo lugar: el Estadio Koshien, sede del equipo Tigres de Hanshin.

Por lo tanto, la pelota japonesa no es algo reciente y tampoco lo es la presencia de jugadores latinos, especialmente los cubanos, que fueron los primeros en llegar.

El honor del “primer”latinoamericano en el circuito profesional (el primer equipo con ese rango fue Gigantes de Yomiuri, fundado el 26 de diciembre de 1934) fue el cubano Roberto Chico Barbón, quien firmó en 1955 con los Bravos de Hankyu (hoy Búfalos de Orix), después de haber jugado en ligas menores con un equipo sucursal de los Dodgers de Brooklin en Estados Unidos.

Excelente defensor de la segunda base, hábil robador de bases y discreto bateador (241), Barbón se ganó el cariño de los fanáticos, que lo llamaron Chico-san, gracias a un carisma muy especial marcado siempre por una sonrisa y chistes de buen gusto. Se mantuvo jugando hasta 1966 y en el momento del retiro era el jugador extranjero con más partidos disputados.

De él la revista The Sports Illustrated dijo en su momento: “Su bateo es débil, pero su dominio del idioma japonés es bueno, y a los fanáticos de los Bravos (de Hankyu) les gustan sus simpáticas travesuras”.

El matancero no solo fue el primer latino en esa liga: fue también el primer extranjero en conectar 1000 hits y todavía hoy está entre los “occidentales” con más bases robadas (308). Fue tal su desempeño que participó en dos juegos de Estrellas de la Liga del Pacífico (1958 y 1959).

Hace ya algún tiempo, Barbón conversó con el periodista Claudio Rodríguez Otero y entre otros temas le habló de su viaje a Japón: “Me demoré tres días en llegar porque en ese entonces no había aviones de jet, sino de motores. Recuerdo que salí de Chicago rumbo a Los Ángeles, luego paramos en Hawái, luego en la isla Wake y finalmente llegamos a Tokio.

El viaje era tan largo que incluso la línea aérea PanAm solía darles un diploma a todos los pasajeros que cruzaban el Pacífico. Recuerdo que llegué en febrero y después de aterrizar me dijeron que esperara dentro del avión y saliera de último porque unos periodistas me querían entrevistar.

Mientras esperaba, me puse a mirar por la ventana y vi unas cosas blancas afuera que no sabía lo que eran. Yo había escuchado que Japón era como las Filipinas o Hawái, así que cuando llegué a Hawái me compré varias camisas cortas esperando encontrarme con un clima cálido, pero cuando salí del avión me di cuenta de que lo que había visto era nieve y me morí de frío”,explicó entre carcajadas y luego siguió:

“Yo jamás pensé en quedarme aquí por tanto tiempo. Mi plan original era jugar por uno o dos años nada más y después regresar a Cuba, pero luego vino el problema de la revolución y todos los vuelos hacia la isla fueron suspendidos, así que simplemente no me pude regresar, tuve que quedarme aquí.

Pasé treinta años sin ir a La Habana y cuando regresé, solo pude hacerlo gracias a la invitación de un canal de televisión de Hiroshima que hizo un reportaje de hora y media acerca de mi regreso a Cuba. Cuando llegué allá, por supuesto, todo estaba cambiado”.

Si hoy para los jugadores latinos una de las preocupaciones es la de adaptarse a los hábitos alimentarios japoneses, en aquel tiempo Chico Barbón, (con solo veintiún años) tuvo que superar otras costumbres como la de entrenar aun si caía nieve, por lo que aprendió a calentar sus manos colocándolas sobre carbones encendidos, ubicados por todo el terreno. Para colmo, en aquel entonces no había hoteles “occidentales” y como un japonés más tuvo que adaptarse a dormir en piso, utilizar letrinas a ras del suelo y tomar con palitos una comida que no tenía nada que ver con los gustos en este lado del océano Pacífico.

A Chico Barbón le siguieron Lorenzo Fernández en 1965 y Román Mejías en 1966. En 1972 lo hicieron Tony el haitiano González y Zoilo Versalles, en tanto Orestes Destrade “marcó territorio” en 1989.

Precisamente, Destrade, nacido en Santiago de Cuba el 8 de mayo de 1962, ha sido uno de los de mejor rendimiento. Llegó a Los Leones de Seibu a los veintisiete años, luego de haber jugado en Grandes Ligas con los Yankees de Nueva York en 1987 y con los Piratas de Pittsburg un año después.

El inicialista alineó en el Seibu entre 1989 y 1992 y luego de incursionar en las dos primeras temporadas de los entonces Marlins de la Florida (1993 y 1994), regresó a su equipo japonés en 1995. En cinco temporadas en tierras del sol naciente, tres veces fue líder en jonrones (1990, 1991 y 1992). Por ese mismo tiempo, Ozzie Canseco, hermano gemelo de José, firmó por un año con los Búfalos de Kintetsu de la Liga del Pacífico, aunque su rendimiento no fue significativo.

Los mencionados anteriormente no son muy conocidos por las nuevas generaciones, aunque los que siguen sí resultan “más cercanos”, pues jugaron en nuestras series nacionales.

La labor de Cepeda y Yulieski se conoce ahora casi a diario. Hoy la información fluye con más rapidez, antes no era así y poco se supo entonces de la actuación del pinareño Omar Linares, quien en el 2002 y con treinta y cinco años de edad se convirtió en el primer cubano que saltó directamente de la Serie Nacional a la Nippon Professional Basebally allí jugó con los Dragones Chunichi hasta el 2005.

La llegada del Niño Linaresse produjo tres meses después de que un grupo de peloteros cubanos arribara a la Liga Empresarial Japonesa (amateur) como única alternativa de mantenerse en juego, pues increíblemente ya no contaban para el equipo nacional.

Aunque se mantuvo activo en tres temporadas, la labor del pinareño quedó por debajo de lo esperado (las lesiones y la edad no le permitieron más) y de tres campañas de 144 partidos solo jugó en total 142, repartidos en 44 (2002), 38 (2003) y 60 (2004). En ese lapso bateó para 246 (349 veces al bate y 86 hits) con 11 jonrones, 16 dobles y 61 impulsadas. Su mejor año fue el último (ave. 286) con 7 dobles y 4 jonrones. Ese año los Dragones de Chunichi ganaron la Liga Central y discutieron la Serie de Japón frente a los Leones de Seibu, que finalmente perdieron en 7 juegos pero en la que el cubano promedió 389 y conectó 2 jonrones.

Seis años pasaron para que los japoneses volvieran a ver en sus nóminas a un pelotero cubano. El vacío se llenó cuando el capitalino Juan Carlos Muñiz jugó en la temporada 2010, justo tres años antes de que llegara el matancero Michel Abreu, quien hasta el momento ha recibido la nota más alta.

En la temporada del 2013, el designado yumurino disparó 31 jonrones y resultó el líder en la Liga del Pacífico, justificando su puesto de cuarto bate en el Luchadores de Nippon-Ham. Además, impulsó 95 carreras y fue segundo en ese departamento, solo superado por la estrella de los Leones de Seibu, Hidetu Asamura que acumuló 106. Por si fuera poco, en su equipo lideró también los hits (143), bases por bolas recibidas (57), el average (284), sluggins (506) y promedio de embasado (357). Sin embargo, este año 2014 Michel Abreu regresó a la Liga Mexicana donde juega ahora con las Águilas de Mexicali.

La presente temporada es hasta el momento la más pródiga en presencia criolla en Japón, pues antes del arribo de Cepeda y Gourriel lo hicieron el capitalino Bárbaro Cañizares (Halcones de SoftBank), el camagüeyano Leslie Anderson (Gigantes de Yomiuri), el villaclareño Yuniesky Betancourt (Búfalos de Orix) y el pinareño Juan Miguel Miranda (Luchadores de Nippon Ham).

Sin lugar a dudas, el camino más difícil es para Cepeda y Gourriel pues al no pasar por otro tipo de Béisbol (entiéndase México, Dominicana o Estados Unidos), el cambio es sumamente brusco, sobre todo por la diferencia que encuentran entre el pitcheo de la Serie Nacional y el que tienen que enfrentar “de un día para otro” en Japón. De ahí el pobre rendimiento, sobre todo de Frederich, en su etapa inicial.

Lo cierto es que el Béisbol japonés se ha convertido en una plaza asequible para los peloteros cubanos. Es verdad que no es el máximo nivel del Béisbol mundial pero sí muy superior al de la Serie Nacional y ojalá muchos de los que juegan aquí puedan pasar por allí. Creo que todo será ganancia y no solo desde el punto de vista económico. Eso sí, los que ahora recibieron la oportunidad tendrán que hacerlo bien, pues son ellos la imagen de la pelota que se juega en Cuba y nunca se tiene una segunda oportunidad de dar una primera buena impresión.

2 Responses to Más de 15 cubanos han jugado ya en Japón

  1. Jose Antonio Cruz says:

    Se te olvido el hijo de Tany perez y Linares Llego 33,34,35 y en grandes ligas los estudio dicen que la edad perfecta para jugar beisbol es de 32 a 35 por lo tanto Linares Llego con una edad perfecta. Y lo que usted dice de la leccion de Linares es pura mentira la liga japonesa no firma peloteros con lecciones , porque lo examinan de pie a cabeza y recuerde que Lnares termino con average de 234 y con este record no dio la talla yo no se donde usted esta pero yo tengo en mis manos todos los libros de beisbol que estan en las bibliotecas de USA

  2. […] “Si hoy para los jugadores latinos una de las preocupaciones es la de adaptarse a los hábitos alimentarios japoneses, en aquel tiempo Chico Barbón, (con solo veintiún años) tuvo que superar otras costumbres como la de entrenar aun si caía nieve, por lo que aprendió a calentar sus manos colocándolas sobre carbones encendidos, ubicados por todo el terreno. Para colmo, en aquel entonces no había hoteles “occidentales” y como un japonés más tuvo que adaptarse a dormir en piso, utilizar letrinas a ras del suelo y tomar con palitos una comida que no tenía nada que ver con los gustos en este lado del océano Pacífico”, cuenta Nelson de la Rosa Rodríguez. […]

Leave a comment